Una de las características del olivar tradicional es la existencia de un gran número de parcelas de superficie muy reducida, de una hectárea o inferior, en las que la cantidad de olivos suele estar entre 50-100. Cuando se va a muestrear la finca para realizar un análisis foliar, hay que tener en cuenta una serie de cuestiones para que sea representativo el estado nutricional real de dicha finca.
En primer lugar, hay que tener en cuenta el efecto “borde de parcela”, Cuando las lindes entre parcelas son tan estrechas, lleva consigo que cuando se realizan tratamientos de fertilización y fitosanitarios, los olivos de una parcela, puedan verse afectados por los tratamientos de un propietario colindante. Por ello, se descartan para muestrear los olivos del borde de la dicha parcela.
En segundo lugar, se debe realizar un muestreo homogéneo, es decir, se identifican dentro de la parcela una serie de árboles representativos de la parcela en cuanto a edad, marco de plantación, y tratamientos y fertilización realizada.
El número de olivos a muestrear debe ser el equivalente a 1/3 o 1/4 del total de olivos, o lo que es lo mismo, si tenemos 100 olivos, se deberían coger muestras de 25 a 30 de ellos. Las hojas se cogen a la altura del hombro y en las cuatro orientaciones, Norte, Sur, Este y Oeste.
Por último, cabe recordar el tipo de hoja que debe cogerse para analizar. Deben ser las hojas situadas a la mitad de los crecimientos del año actual, siempre por delante de la aceituna cuajada. Esto es debido a que estas hojas son las que se comportan como “sumidero” de nutrientes. Si se cogiese la hoja vieja del año anterior, ésta se comporta como “fuente” de nutrientes, y puede dar lugar a resultados erróneos pues las concentraciones de los elementos analizados serían deficientes.