En años secos como el presente, es normal que se vaya acentuando el estrés hídrico en los distintos cultivos. La falta de precipitaciones hace que la reserva hídrica del suelo se vaya agotando, quedando una cantidad muy pequeña de agua disponible para la planta.

En estas condiciones, el potasio es un elemento muy importante en el mecanismo de regulación de la planta para enfrentarse a estas condiciones desfavorables.

El potasio participa en el mecanismo de apertura y cierre de los estomas, que son unas pequeñas válvulas que se abren y cierran dejando salir el vapor de agua, es decir, favoreciendo o impidiendo que la planta transpire.

Pues bien, una planta con contenidos adecuados de potasio, hace que esta apertura y cierre sea correcta, y se impida la salida descontrolada de agua. Cuando la planta tiene niveles deficientes de potasio, los estomas tienden a quedarse abiertos, y ésto origina que se produzca una transpiración exagerada, y se pierda agua, produciéndose entonces un arrugado de los frutos. Esto es debido a que el árbol, necesita equilibrar sus niveles de agua extrayéndola de donde puede, en este caso, del fruto, ya que en el suelo es escasa.

Como conclusión, deducimos que se debe poner el acento sobre la fertilización potásica, ya que favorecerá una adecuada respuesta a las difíciles condiciones ambientales derivadas de la sequía. Para ello es imprescindible conocer mediante un análisis foliar, los niveles concretos de potasio, con el fin de poner en marcha medidas de correción en el menor plazo posible.